El viajero emprende un camino. El camino representa mucho mas que un sendero de tierra, adoquines o asfalto. El viaje se convertirá en un recorrido épico que simboliza la propia existencia, la propia vida.
Sin saberlo, la persona se está enfrentando a sí mismo y a su inexorable futuro.
Estamos obligados a enfrentarnos a nuestro camino. Estamos ante la vida. Una gran avenida que atraviesa caprichosamente un universo que descubrimos conforme avanzamos segundo a segundo, escribiendo la historia de nuestra vida.

Pero el viajero tiene más poder del que es consciente. Debe aprender que le es posible elegir el sendero, cambiar de dirección, pues a lo largo de nuestra vida nos vemos obligados, al llegar a una encrucijada de caminos, a elegir.
Y sin embargo, muchas veces hemos de planteamos descubrir nosotros mismos los atajos, o adentrarnos en el ignoto bosque. Nos fiamos de las indicaciones, y prescindimos de nuestro propio instinto. Preferimos el camino oficialmente marcado. Saber con precisión los kilómetros recorridos y los que hemos de recorrer para llegar a la meta prometida.
Os invito a penetrar en los bosques, los senderos por descubrir... y por crear.
Mientras tanto, iremos dejando atrás un rastro. Un rastro magnético que atrape todo aquello cuanto descubramos, para así nutrirnos cada día.
Comienza Los Senderos Magnéticos.

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